¿Cómo debe actuar un católico en una dictadura?

A raíz de los últimos y lamentables acontecimientos ocurridos en el hermano país de Venezuela, me surgió esta pregunta que para nosotros los peruanos no es del todo ajena, ya que hace algunos años vivimos una situación parecida. ¿Cómo debe actuar un católico en una circunstancia de este tipo?, ¿debemos orar y guardar un piadoso silencio?, ¿debemos protestar e incluso considerar la violencia como una alternativa no deseada?, ¿debemos obedecer cualquier régimen político que este en el poder (aunque sea injusto o ilegítimo), pues así lo quiere Dios según su Palabra en 1 Tito 3, 1?. Me viene a la mente las escenas de la película “La Misión” (con Jeremy Irons y Robert De Niro) donde los protagonistas (todos sacerdotes), ante una situación de injusticia extrema, asumen posturas distintas con resultados disímiles. (no cuento más para que la vean).

Lo primero que se me ocurre es que el camino de la violencia está completamente vedado para nosotros ya que hay que “vencer al mal haciendo el bien” (Romanos 12, 21). Incluso si sufrimos en carne propia la más evidente injusticia, estamos llamados a no devolver a nadie “mal por mal” (Romanos 12, 17). Ahora bien, ¿no podemos protestar entonces?, ¿debemos bajar la cabeza y guardar silencio? Yo creo que SI podemos y debemos protestar por todos los medios pacíficos posibles, ejercer nuestros derechos y pedir explicaciones, como el propio Jesús lo hizo ante una bofetada de uno de los guardias de Anás: “Si he hablado mal, muestra en que ha sido, pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?” (Juan 18, 23). En esto, es vital que estemos atentos a los pronunciamientos de la Iglesia, para ir de la mano con sus pedidos e invocaciones. En la década de los noventa en Perú, la Conferencia Episcopal Peruana hizo pronunciamientos, pidiendo respeto a los derechos ciudadanos que evidentemente no estaban siendo respetados. (ayer la Conferencia Episcopal Venezolana ha hecho lo mismo). Allí tenemos un marco que nos sirve de referencia para saber hasta dónde puede llegar nuestra protesta, de modo que no terminemos manipulados políticamente.

Y entonces, ¿hacer oración sería una actitud “pasiva” o “inútil” en un marco como este?. DE NINGUNA MANERA. El arma más poderosa de los cristianos es la oración y en estas circunstancias resulta ser un mecanismo de “combate” muchísimo más eficaz de lo que muchos piensan. La misma Conferencia Episcopal Peruana en un famoso pronunciamiento, afirmó que fue la oración del pueblo peruano lo que hizo que la democracia fuese restituida plenamente en aquella época. Un lindo testimonio de esta oración quedo grabado en el disco “Acústico III” con la canción “Me juego por la libertad” (No cuento más para que la escuchen).

Mi saludo y cariño al pueblo venezolano, mi oración permanente y sincera por que la providencia de Dios abra caminos a la paz y el respeto por la vida. Que Dios permita que la paz y la justicia se restituyan plenamente en tan querido país hermano.