Cuando comparto mi testimonio de como decidimos junto a mi esposa el año 1996, dejar nuestra actividad profesional para dedicarnos a tiempo completo a evangelizar, más de una persona nos expresa su admiración, pero al mismo tiempo nos dicen: ¡eso no es para mí! Como si lo nuestro fuese algo “extraordinario” o “excepcional”. Y la verdad es que TODO CRISTIANO está llamado a ser evangelizador a tiempo completo. No solo los religiosos, sacerdotes, monjas, laicos consagrados o músicos católicos de dedicación exclusiva, sino TODOS los que quieran ser discípulos y misioneros del Señor (en el lenguaje del documento de Aparecida) lo deben hacer a tiempo completo. ¡No hay otra forma! ¿Sorprendido(a)? Vamos a la Palabra de Dios.
La parábola del Sembrador nos dice: “…y los que reciben la semilla en tierra buena, son los que escuchan la Palabra, la aceptan y dan fruto al 30, al 60 y al ciento por uno” (Marcos 4, 20). Una lectura superficial de este versículo, podría hacernos pensar que basta con caer en tierra buena y rendir solo un 30% en la construcción del Reino, dejando “legítimamente” el 70% restante para nuestras cosas o para las cosas del mundo. Igual raciocinio equívoco podríamos aplicar a quienes se entregan en un 60%. Sin embargo, el resto del Evangelio nos ilumina al aclararnos que Dios SIEMPRE espera de nosotros el 100% de nuestra entrega y nuestro compromiso.
Jesús mismo, en el Evangelio de Juan nos dice: “La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto ABUNDANTE y así sean mis discípulos” (Juan 15, 8) y la Parábola de los talentos (Mateo 25, 14 – 30) nos enseña que Dios nos da diversa cantidad de talentos que debemos devolver “DUPLICADOS”, vale decir: el capital original más el 100% adicional. En el Evangelio de Mateo también Jesús nos dice: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” (Mateo 16, 24) y luego afirma: “… el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará” (Mateo 16, 25). No habla de negar el 30% de uno mismo o de perder el 60% de la vida. Dios espera de nosotros una entrega TOTAL y no una entrega calculada a porcentajes.
¿Entonces TODOS debemos dejar nuestras profesiones o trabajos para ser religiosos, misioneros o músicos católicos a tiempo completo?. Por supuesto que NO, pero TODOS LOS CRISTIANOS estamos llamados a santificar nuestra vida completa (actividad profesional, laboral, estudiantil, familiar, tiempo libre, etc). Debemos vivir un AUTÉNTICO APOSTOLADO cotidiano y permanente, para rendir los frutos abundantes que Dios espera de nosotros. ¿Y cuáles son estos frutos? Los encontramos en Gálatas 5, 22. Todo el tiempo debemos ser amorosos, alegres, pacíficos, generosos, afables, bondadosos y dignos de confianza. Todo el tiempo debemos ser mansos de corazón y comprensivos con los demás, dominándonos a nosotros mismos en cualquier situación. Repito: ¡TODO EL TIEMPO!
Sin frutos no podemos ser discípulos del Señor (Juan 15, 8) y lo peor: ¡no hay salvación posible! (Mateo 25, 24 – 30). Si en este momento te encuentras desarrollando alguna profesión, arte, ciencia y oficio pero no eres feliz y por lo tanto no logras rendir estos frutos del Espíritu en tu vida, ¿Qué esperas para cambiar radicalmente esta situación? ¿Qué esperas para ser feliz?