Monseñor Barreto, un cardenal con olor a oveja

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¿Cuál es el colmo de un jesuita?

Fue hace muchos años que Monseñor Hugo Garaycoa (Q.E.P.D.) me convocó a una misión de evangelización en la Diócesis de Tacna y Moquegua. Fui atendido y hasta movilizado en automóvil por el Padre Pedro Barreto, en aquel entonces asesor de la Pastoral Juvenil de dicha diócesis. Típico cura jesuita, que siendo sumamente culto y preparado, mostraba una personalidad muy sencilla y un gran sentido del humor. Me tocaba dar una charla para los jóvenes de su parroquia y le pedí que me alcanzara una Biblia. Entre los muchos libros de su oficina, curiosamente tenía confundida su Biblia personal en ese momento. Es así que me dijo: ¿Cuál es el colmo de un jesuita?…que no encuentre su Biblia…jajaja. Por supuesto, la halló de inmediato y tuve el honor de trabajar con ella durante aquella charla.

Monseñor Barreto jugándose la vida por las ovejas de La Oroya

Siendo ya Arzobispo de Huancayo, tuvo que enfrentar la difícil situación de la población de la Oroya, que era víctima de la contaminación minera de la zona. Me contaba que los niños registraban altísimos niveles de plomo en la sangre. Tuvo que soportar una serie de presiones e incluso amenazas contra su vida, ya que habían muchos intereses económicos de por medio. Recuerdo que estábamos en concierto con Martín Valverde en Huancayo y Monseñor Barreto nos honró con su presencia. Aparecieron de pronto “inspectores” enviados por cierta “autoridad” de turno exigiendo documentación bajo amenaza de cancelar el evento. Gracias a Dios y a los buenos oficios de Monseñor, el evento siguió adelante y fue un éxito a pesar de todo.

Que la vida se abra camino

En plena crisis sobre la contaminación minera en La Oroya, Monseñor Barreto me hizo el honor de solicitarme una canción. Me dijo: “es necesario denunciar estas cosas y tú lo puedes hacer a través de la música”. Me puse a componer y se me ocurrió que este alto nivel de plomo en la sangre de los niños, era como un “fusilamiento” de a pocos, no con “balas” literalmente, sino con vasos de agua contaminada. Así nació la canción “Que la vida se abra camino” que estrenamos en vivo en un concierto nuestro en Huancayo. Gracias a Dios la contaminación por extracción minera indiscriminada se detuvo en la zona de la Oroya, en gran parte por mérito del incesante trabajo pastoral de la Arquidiócesis de Huancayo y de su eminente pastor.

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Para la reciente visita del Papa Francisco a nuestro país, nuevamente Monseñor Barreto me sugiere una canción a componer. Tienes que leer el numeral 244 de la Encíclica Laudato Si. Me dijo: “siento que allí hay una canción”. Me puse a trabajar en el tema y nació la canción “Caminamos Cantando”. Se la envié por whatsapp solo a guitarra y voz y la recibió en su teléfono cuando estaba cenando en casa de una familia amiga en Huancayo. Al minuto me devolvió la llamada cantando con entusiasmo el estribillo del tema junto a dicha familia. En la tercera estrofa decía: “Una Iglesia más cerca de sus hijos”. Él me corrigió dicha frase: “no solo más cerca, sino una Iglesia que abrace a sus hijos”. Así quedó finalmente la canción y con ello nos damos una idea del inmenso regalo que el Papa Francisco nos da al Perú y a la Iglesia a través del nombramiento de Monseñor Barreto como nuevo Cardenal del Perú.

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