Es verdad que el evento de la Asunción de la Virgen María no está literalmente relatado en la Palabra de Dios, pero ello no significa que no haya sucedido. El propio San Juan termina su Evangelio diciendo que hay muchas cosas que Jesús dijo e hizo y que no quedaron registradas por escrito (Jn 21, 25). Mas aún, si se trata de eventos relacionados con la Santísima Virgen María. No obstante, el hecho de que no exista relato literal del evento, lleva a muchos cristianos a creer que María simplemente murió como cualquier mortal y que su tumba aún no ha sido encontrada.

Sin embargo, el antiguo testamento que prefigura el nuevo testamento, nos arroja una luz respecto a este dogma mariano. En el Salmo 132, versículo 7 dice: “Levántate Yavé, hacia tu reposo, tú y el arca de tu fuerza”. Este salmo celebra que Yavé haya elegido a Jerusalén como su “morada” a través del Arca de la alianza. Sin embargo, en el mismo Salmo en el versículo 17 dice: “Allí suscitaré a David un fuerte vástago, aprestaré una lámpara a mi ungido”. Está hablando de Jesús evidentemente. Por ello, si ahora sabemos que la morada definitiva de Dios es el cielo, ¿Por qué no pensar que este Salmo estaba prefigurando la Ascensión de Jesús junto a la Asunción del Arca de la nueva alianza, que es la Virgen María?

Esta interpretación, además del hecho que no exista hasta hoy, ni especulaciones respecto a una posible tumba de María, y tomando en cuenta las apariciones marianas en la historia, debidamente documentadas y reconocidas como sobre naturales por la Iglesia, nos llevan a creer que la Virgen María fue asunta al cielo y está viva al lado de su Hijo Jesucristo.