Simeón le dijo a la Virgen María que el niño que llevaba en su vientre iba a ser “signo de contradicción” para el mundo (Lucas 2, 34). Pues hoy en día ello se ve cada vez con más claridad, cuando vemos que lo que enseña el mundo colisiona directamente contra lo que enseña el Evangelio. Frecuentemente escuchamos por ejemplo la expresión “salir del closet” como un “requisito” para ser libre y alcanzar una felicidad plena. Para un homosexual por ejemplo el “salir del closet” no solo implica declararse públicamente homosexual, sino comprometerse a promover la aceptación de la homosexualidad como una condición normal del ser humano. No se trata solo de que te acepten, sino que se acepte el comportamiento en general.
Generalmente se le asocia solo al tema homosexual, pero el concepto alcanza mayores ámbitos. En tal sentido, hay otros comportamientos que también están tratando de salir de su propio “closet”. Un médico abortista “saldrá de su closet” cuando se despenalice el aborto y pueda legalmente tener su clínica “especializada” en el tema. Un comercializador de drogas “saldrá de su closet” cuando legalicen las mismas y pueda abrir su propia “droguería”. Un adúltero “saldrá de su closet” cuando se despenalice la bigamia y la poligamia, y pueda vivir con sus varias esposas como se insinúa en la serie de HBO “The big love”. Un sadomasoquista “saldrá de su closet” en la medida que dicho comportamiento se considere como un simple e inocente juego más en la intimidad. Constantemente vemos a personajes públicos saliendo del closet y manifestándose plenamente libres y felices. ¿Lo serán realmente?. Solo Dios y ellos mismos lo saben. A nosotros no nos toca juzgarlos pero si debemos proclamar la verdad del Evangelio.
La Palabra nos enseña que la peor esclavitud (léase: el peor closet) es EL PECADO (Juan 8, 34) y de allí es de donde hay que “salir corriendo” cuando antes (Romanos 6, 12). Es imposible que el pecado nos lleve a la plena felicidad, sino que por el contrario, nos lleva al sufrimiento y finalmente a la muerte (Romanos 6, 23). Para “salir del pecado” tenemos la gracia de Dios que es más poderosa (Romanos 6, 14) y con la cual siempre seremos vencedores (Filipenses 4, 13). El pecado no es “inevitable” ya que la gracia de Dios alcanza para vencerlo (2 Corintios 12, 9). Miles de hombres y mujeres a lo largo de la historia han salido del “closet del pecado” y han alcanzado la santidad, manifestándose plenamente libres y felices, dejando sus vidas como testimonio de dichas afirmaciones. ¿Quién dice la verdad respecto a la felicidad y quién no? Estará en ti el discernir el camino que vas a seguir.