Era el mes de noviembre del año 2009 si mal no recuerdo. Fui invitado junto a mi Banda Sin Futuro a ofrecer un concierto celebratorio por el Centenario de creación de la Arquidiócesis de Cali, Colombia. Los organizadores nos alojaron en una amplia casa de retiro que quedaba al costado de la Universidad de la ciudad. Nos advirtieron que la casa no tenía señal de wifi, pero que, si uno salía a los patios de la casa por la noche, a determinada hora podría captar la señal de wifi de la Universidad sin problemas.
Finalizado el concierto y luego de haber cenado, llegamos a la casa de retiro con el deseo de tratar de hablar con nuestras familias por Skype, ya que no existía aun el Whatsapp ni el Zoom. Los más interesados en hablar con Lima éramos Jairo Pasache (el tecladista) y yo. Debidamente provistos de nuestras laptops, fuimos a uno de los jardines de la casa de retiro para tratar de captar el wifi de la universidad.
Mientras estábamos esperando que nuestras “lentísimas” laptops se vayan uniendo a la red wifi de la Universidad, sentimos un par de furiosos y largos “gruñidos amenazantes” que venían de los arbustos del jardín. Ambos cerramos intempestivamente nuestras laptops y nos escabullimos lentamente al comienzo y luego con una veloz carrera hacia los pabellones, que estaban a unos 50 metros de distancia. Ni Usaín Bolt nos habría ganado en esa “carrera” …jejeje.
Al día siguiente les contamos a los organizadores lo sucedido y nos aseguraron que la casa de retiro si tenía perros, pero solo los soltaban cuando no había huéspedes (¿¿¿¿¿???????) Inspirados por esta y muchas otras anécdotas con perros en casas de retiros, es que nace esta canción, precisamente en el Día del Catequista. ¿Te ha sucedido algo similar? ¿Qué anécdotas recuerdas tú?