Que me perdonen los amores furtivos, que buscan adrenalina solo en lo prohibido. ¡Que más adrenalina que nuestra vida, amor mío!, nuestro pan nuestro, literalmente de cada día; nuestro obstinado canto a un mundo cada vez más adverso y confundido. ¡Que más adrenalina que nuestros hijos!, sus triunfos y fracasos, sus tristezas y regocijos. ¿Quién necesita una montaña rusa de pasiones, teniendo un amor verdadero en el bolsillo?
Que me perdonen los amores abatidos, que ven el fantasma de la rutina en todo lo vivido, ¿puede haber rutina cuando todo es cuesta arriba y un constante desafío?, ¿puede haber aburrimiento si el mañana es un misterio, que no es ni tuyo ni mío? Nuestra única rutina es la de gastarnos la vida tratando de hallarnos, sostenernos y descubrirnos. ¿Quién quiere una caja de pandora, teniendo un Sacramento y un par de anillos?
Que me perdonen los amantes perfectos, que nunca discuten y nunca se encuentran defectos. Que se entienden casi por telepatía y sin ninguna dificultad alcanzan consensos. Que tienen todo ya sincronizado, los planes, los proyectos, los orgasmos y hasta los presupuestos. Nosotros no hemos perdido el misterio. Siempre tendremos algo que ensamblar, algo que acordar, algo que repetir y algo que perdonar. Nos amamos, aunque no seamos perfectos. ¿Quién sabe si esa es la razón por la que dura tanto lo nuestro?
Que me perdonen los amantes insaciables, que todo lo miden en poses, acrobacias y placeres inacabables. A quienes ya no les basta el goce en sí mismo, sino que este sea retorcido e interminable. Tú en cambio, siempre me darás algo nuevo, aun conociendo tu cuerpo de memoria. Yo siempre trataré de darte algo intenso, aunque ya te sabes mis estrategias de sobra. Ambos siempre terminamos inventando algo bello, algo bueno, que nos llena, nos sana, nos basta y nos sobra. ¿Quién quiere placeres temerarios, si de cóncavo y convexo como dice la canción, tenemos todo lo que tenemos?
Y discúlpame finalmente tu amor mío, por estos versos que andaban cautivos y que vieron la luz una noche de insomnio en un bus, asiento 12, primer piso. Es que hoy cumplimos 23 años de aventura, de romance y de camino. Solo quise regalarte estos versos que algún día se convertirán en canción, pero que mientras tanto te los entrego desde mi corazón con todo mi cariño. Feliz aniversario…mi amor puro y sincero que encontré en un aguacero, una mañana de Julio, ¡un domingo para ser preciso!