Era entre agosto y septiembre del año 1998 y mis hijos Luis Enrique (5 años) y María Belén (seis meses) estaban viendo un dibujo animado nuevo llamado “La vaca y el pollito”. Me quedé a ver un capítulo con ellos y me di con la sorpresa que junto a los protagonistas principales (una vaca de siete años y un pollo de once) aparecía un ¡demonio! llamado el “Hombre Rojo” (The red guy) que andaba desnudo y con un tridente en su mano derecha. Este demonio era presentado como un ser simpático y atrayente, por lo que terminé viendo a mis hijos “divertirse” con las ocurrencias de este personaje. Me dije: ¡Ups! ¿Qué es esto? ¿No era que el demonio representaba el mal?

Allí se me ocurrió componer “Dibujos animados” imaginando como serían “actualizados” los dibujos clásicos de mi niñez: Picapiedra, Bugs Bunny, Tom y Jerry, Popeye, etc. El resultado fue una dramática profecía de lo que años mas tarde sucedería con la animación infantil en 3D, tanto en cine, en la TV y ahora en las plataformas de streaming. La colonización ideológica “Woke” se ha apoderado de este “entretenimiento” supuestamente para niños, convirtiéndolo en herramientas de adoctrinamiento y motivo de confusión para ellos.

A pesar de haber sido compuesta hace 26 años, el estribillo no puede ser más actual: “Dejen en paz a los niños de eso que ahora llaman madurar”. La canción termina anticipando que esta ideologización infantil iría mucho más lejos, mientras haya intereses económicos de por medio (“Te aseguro que estos tipos, harían esto y mucho más”)

En esta nueva versión, se “actualiza” esta ideologización en animaciones más recientes. Roguemos a Dios que nos ayude para proteger a nuestros niños de estos peligros y que, como dice la canción: “que al menos un tiempo, disfruten de aquella edad”.